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Desde pequeña he vivido rodeada de plantas, tierra húmeda y días al sol. Aprendí lo que sé de mi familia y de la experiencia diaria, no de manuales. Mi finca está en Granada, donde el clima y el suelo hacen magia con el tomate cherry. Cada fruto que cosecho pasa por mis manos, sin maquinaria ni procesos industriales.
Cultivo de forma responsable, sin químicos agresivos ni conservantes. Riego con agua limpia, recojo a mano y preparo los pedidos al momento. Todo lo que ves aquí lo he pensado para ti: para que lo comas con confianza y te recuerde a lo que sabías de pequeña, de cuando los tomates olían y sabían a algo.
Cultivo de forma responsable, sin químicos agresivos ni conservantes. Riego con agua limpia, recojo a mano y preparo los pedidos al momento. Todo lo que ves aquí lo he pensado para ti: para que lo comas con confianza y te recuerde a lo que sabías de pequeña, de cuando los tomates olían y sabían a algo.
Solo trabajo con una finca en Granada y cultivo sin prisas. Eso me permite mimar cada planta, evitar excesos y recolectar solo lo que está en su punto.
Quien los prueba, repite. Mis tomates no pasan semanas en cámaras. Los recojo cuando están listos y los envío frescos, con ese sabor dulce y ácido tan equilibrado.
Aquí hablas conmigo. Si tienes una duda, un pedido especial o necesitas ayuda, soy yo quien responde. Me gusta saber a quién le llegan mis tomates.